Para mí el tapiz (o lo que yo llamo tapiz) tiene algo de puesta en escena, de mapa, de collage y de dibujo… No es un mero soporte, sino un pequeño micromundo con claves, direcciones, su propio espacio y tiempo, un campo de juego en el que experimentar táctil y visualmente.
Tengo un recuerdo de cuando era pequeña: la imagen de mi hermana mayor llevándome diferentes retazos de tela a la cama antes de dormir. Yo elegía el tipo de tacto, que al frotar el tejido con los dedos, me producía calma, serenidad y me incitaba a dormir.
El tacto es un sentido poderoso y siempre he necesitado tocar las cosas. Quizá por eso durante la carrera me incliné por la escultura.