Las heridas, las fisuras, los rasguños modifican el mapa que llevamos escondido en el bolsillo. Los bolsillos que sabíamos llenos de tesoros en nuestros juegos infantiles y que cosimos cuando nos hicimos adultos.
Descifrar una cicatriz es desandar el camino, buscar a la sombra del árbol, descoser, desmontar la muñeca articulada.